viernes, 20 de agosto de 2010

EPICA

La épica es un género literario en el cual el autor presenta de forma objetiva hechos legendarios o ficticios desarrollados en un tiempo y espacio determinados. El autor usa como forma de expresión habitual la narración, aunque pueden darse también la descripción y el diálogo. En algunos casos, la épica no es escrita, sino más bien contada oralmente por los rapsodas.

Alternancia de discursos que tiene como origen la observación aristotélica de la diferencia entre mímesis y diégesis, es decir, entre narración y descripción.

1.Pueden basarse en hechos verdaderos o inventados distintamente
2.La narración se realiza en pasado
3.El narrador puede aparecer en la obra o no. No está siempre presente, como en el género lírico, y tampoco desaparece por completo, como ocurre en el género dramático.
4.La forma que se utiliza preferentemente en la obra literaria épica o narrativa es la prosa o el verso largo
5.Tiende a incluir los demás géneros (lírico, dramático, didáctico) razón por la cual suele ser el que tiene mayor extensión.
6.Puede presentar divisiones en su estructura externa tales como capítulos, epígrafes...
7.Posee las siguientes variantes o subgéneros: epopeya, cantar de gesta, poema épico culto, romance, cuento tradicional, mito, leyenda, relato, novela. Cada uno, a su vez, cuenta con diferentes tipologías o clases de textos, especialmente el mito, el cuento tradicional y la novela.
8.Esta puede ser de dos formas: directa e indirecta.

HOMERO

es el nombre dado al poeta y rapsoda griego antiguo al que tradicionalmente se le atribuye la autoría de las principales poesías épicas griegas — la Ilíada y la Odisea—. Desde el periodo helenístico se ha cuestionado si el autor de ambas obras épicas fue la misma persona; sin embargo, anteriormente no sólo no existían estas dudas sino que la Ilíada y la Odisea eran considerados relatos históricos reales.

No cabe duda que es el pilar sobre el que se apoya la épica grecolatina y, por ende, la literatura occidental.

La mayor parte de la tradición expresaba que Homero había sido el primer poeta de la Antigua Grecia. Heródoto, que cita varios pasajes de la Ilíada y la Odisea, dice que Homero vivió cuatrocientos años antes que él, por lo que se situaría en torno al siglo IX a. C. Por otra parte, Helánico de Lesbos dijo que Homero había sido contemporáneo de la guerra de Troya; Tucídides lo situaba unos 60 años después de ella y Eratóstenes sostenía que debió vivir un siglo después. Otros autores antiguos consideraban que Homero era contemporáneo de Licurgo o de Arquíloco.


También en la antigüedad se discutía acerca de la relación cronológica entre Homero y Hesíodo. Jenófanes, Filócoro y Eratóstenes pertenecían al grupo de los autores que situaban a Homero con anterioridad a Hesíodo. El Certamen, una obra muy tardía, suponía que eran contemporáneos entre sí. En cambio, la Crónica de Paros y Filóstrato decían que Hesíodo había sido anterior.

Con anterioridad a Heródoto, hubo otros autores que citaron a Homero: Heráclito, Teágenes de Regio, Píndaro, Simónides y Jenófanes. Además, Heródoto recoge la noticia de que el tirano Clístenes había prohibido a los rápsodos competir en Sición a causa de los poemas homéricos, pues estos celebraban continuamente a Argos y a los argivos. Sin embargo, esta última alusión es posible que se refiriera al ciclo tebano y no a la Ilíada ni a la Odisea.

EPOPEYA HISPANICA

Escritores nacidos en Hispania compusieron epopeyas ya durante la época del Imperio Romano, como Lucano, autor de La Farsalia, poema dedicado a Nerón donde se describe la guerra civil entre César y Pompeyo y el suicidio de Catón el Joven; se trata de un poema donde late un interno deseo de vuelta de la República y donde domina el espíritu filosófico del Estoicismo; se hizo muy famosa la frase sobre el noble y digno Catón: «Victrix causa diis placuit sed victa Catoni» (‘la causa de los vencedores plugo a los dioses, pero la de los vencidos a Catón’). Esta obra lleva ya el sello del típico realismo español, hasta el punto de que algunos lo han considerado más bien un poema histórico que una epopeya. Prudencio, el cantor de los mártires cristianos, compuso también un epopeya alegórica en la que luchaban las virtudes y los vicios personificados, la Psicomaquia.

Por otra parte, durante la Edad Media no faltaron intentos de elaborar epopeyas cultas en latín, como el Carmen campidoctoris, sobre el Cid Campeador. Paralelamente se desarrollaba una épica en lengua vulgar incitada como respuesta nacional al ejemplo de la épica francesa, que era conocida por su penetración a través del Camino de Santiago, y articuló varios ciclos épicos principalmente en torno a las figuras del Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, y Bernardo del Carpio, y otras menos conocidas.

EPOPEYA INDOSTANICA

En la antigua India la epopeya se caracteriza por el predominio de la fantasía y lo maravilloso. Dos son las muestras principales: El Majábharata y el Ramaiana, escritos en sánscrito.

La epopeya procede de una poesía popular de relatos tradicionales de indudable origen histórico. Estos relatos proceden de la época védica, los recitadores profesionales organizados en castas, los suta, bardos y panegiristas, conductores de los carros durante las guerras, trasmitieron estos relatos épicos, adaptándolos y completándolos. De aquí salieron las dos grandes epopeyas el Majábharata y el Ramáiana. El idioma sánscrito de estas epopeyas está en prosa y en verso; la narración es de forma arcaica, pero los versos narrativos forman la parte más importante; el discurso caracteriza la composición épica y reemplaza el estilo directo, mezclando en él máximas religiosas y conclusiones moralizantes.


EPOPEYA PERSA Y ARABE

El Libro de los Reyes o Shahnameh de Ferdousi es una epopeya del siglo X después de Cristo escrita en farsi, lengua iraní apenas contaminada entonces por arabismos. Es la segunda epopeya más extensa después del Majábharata hindú, pues tiene un total de 60.000 versos. Cuenta la historia del Irán antiguo y en especial la historia de los Sasánidas, llegando en el pasado hasta confundirse los reyes legendarios con los Aqueménidas. Ferdousi se inspira en textos anteriores de Abu Mansur Abdul Razzâq e incluyó incluso mil versos de Daqiqi citando su procedencia. Los iraníes lo consideran signo de identidad nacional, del que destacan su originalidad, ya que no toma ningún material narrativo de ninguna otra tradición literaria. De su pervivencia y vitalidad da fe que se siga recitando al son del tambor como una cantinela en los zurjâneh o (casas de la fuerza), una especie de gimnasios tradicionales mientras los asistentes hacen gimnasia con movimientos acompasados.

EPOPEYA ROMANA

Los poetas preclásicos Quinto Ennio o Cneo Nevio compusieron ya epopeyas en latín, pero fue Virgilio quien realizó la que se considera epopeya nacional romana, la Eneida, en doce cantos y un total de casi diez mil hexámetros; los seis primeros narran el viaje de Eneas tras la caída de Troya en busca de una tierra en que asentarse y constituyen una especie de Odisea, y los seis últimos, que narran las guerras en el Lacio de los troyanos asentados en él, una Iliada. La obra es del Siglo I a. C. y fue escrita por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar, atribuyéndole un origen mítico, el Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio elabora una reescritura, más que una continuación, de la Ilíada.

Los poetas épicos de época tardorromana se desvían frecuentemente hacia el panegírico; tal es el caso de Claudio Claudiano, de Merobaudes y de Draconcio. Se han perdido otras muchas epopeyas, o apenas se conservan restos de ellas, como del Bellum Historicum de Hostio, el Bellum Sequanicum de Varrón Atacino y otras de Rabirio y Vario Rufo, amigo este de Virgilio que fue quien publicó su Eneida, enterrando así su propia epopeya en el olvido, pese a que en su tiempo tuvo no poco aprecio en el círculo de Mecenas. Otros autores de epopeyas fueron Albinovano Pedo, del que se conserva un largo fragmento que cuenta el viaje de Germánico al mar del Norte, y Herculano, autor de un Carmen de bello Aegyptiaco.

EPOPEYAS GRIEGAS

Se atribuyen a Homero, un aedo o cantor de poemas ciego (aunque algunos estiman que se trata de un conjunto de poemas unidos por un refundidor común, véase Cuestión homérica), dos largas epopeyas en hexámetros, la Ilíada y la Odisea, que constituyen el fundamento de la cultura común de los pueblos griegos. Apenas quedan restos de la Destrucción de Troya, de la Tebaida y de la Edipodia. Es burlesca la Batracomiomaquia, o guerra entre las ranas y los ratones. Posteriores son las Posthoméricas de Quinto de Esmirna y la Argonáutica de Apolonio de Rodas.